La Economía Plateada y el futuro económico de Centroamérica

La Economía Plateada está ganando relevancia en Centroamérica ante el avance del envejecimiento demográfico. Para 2035, Costa Rica contará con 1,24 millones de personas mayores de 60 años, mientras que El Salvador rondará el millón. Este fenómeno, identificado como una transformación estructural, impacta de forma directa en el crecimiento del PIB, los mercados laborales y los sistemas de pensiones.
Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, el 10 % de la población centroamericana será mayor de 60 años en 2025, cifra que crecerá al 10,8 % en 2035. En este contexto, expertos como Claudia Toledo, de HR Gurú Latinoamérica, y entidades como McKinsey destacan el potencial económico de este grupo etario, que impulsa nuevos modelos de consumo, empleo y servicios.
Envejecimiento demográfico: una nueva realidad para Centroamérica
Centroamérica atraviesa una transformación demográfica sostenida, con un aumento del 11,3 % en su población mayor de 60 años para 2035, frente a un crecimiento total de apenas 2,7 %. Costa Rica y El Salvador lideran el envejecimiento relativo, con incrementos del 33 % y 52 % respectivamente entre 2025 y 2035, según el Índice de Progreso Social. Este escenario requiere rediseñar políticas públicas capaces de responder a una doble realidad: atender a poblaciones jóvenes en crecimiento, como en Guatemala (donde los mayores representan apenas el 9 %), y garantizar condiciones dignas a los adultos mayores, que ya representan el 23 % en Costa Rica.
Oportunidades económicas que nacen con la Economía Plateada
La Economía Plateada —concepto originado en Japón en los años 70— define un nuevo mercado compuesto por adultos mayores activos, saludables y con aspiraciones renovadas. Según Claudia Toledo, este grupo invierte cada vez más en salud, bienestar, tecnología y educación. En Centroamérica, las oportunidades de negocio se concentran en servicios personalizados y preventivos, turismo adaptado a personas mayores, entretenimiento cultural y aprendizaje a lo largo de la vida. Además, Jaime García destaca una alta rentabilidad potencial para quienes desarrollen productos enfocados en esta población. El crecimiento de este mercado representa una nueva vía para la diversificación económica en la región.
El impacto en el trabajo, la productividad y las pensiones
El aumento de la esperanza de vida —que pasará de 48 años en 1950 a 80 en 2050, según la IFC— obliga a replantear el rol laboral de los adultos mayores. Miriam de Paoli, CEO de No Pausa, advierte que los millennials enfrentarán una vejez distinta debido a cambios en las pensiones y el ahorro. Hace tres décadas, 12 trabajadores sostenían a un jubilado. Hoy, la cifra se reduce a entre cuatro y seis. McKinsey propone combinar mayor participación laboral, incremento de la productividad y crecimiento de las poblaciones jóvenes para sostener el desarrollo económico. Depender de un solo factor no será suficiente, asegura Chris Bradley, socio senior de la firma.
Retos financieros y rediseño de sistemas de ahorro
El envejecimiento abre también desafíos financieros. Se recomienda fomentar desde edades tempranas el ahorro previsional y promover aportes complementarios que aseguren sostenibilidad. Según García, es clave diversificar las fuentes de ingreso en la vejez mediante inversiones accesibles, microemprendimientos y bienes raíces que generen rentas pasivas. Esta estrategia permitiría reducir la presión sobre sistemas públicos y ofrecer mayores grados de autonomía a la población adulta mayor. El sistema financiero regional debe adaptarse a estas nuevas demandas y crear productos inclusivos que respondan a las necesidades de largo plazo.
La Economía Plateada como motor de transformación
El envejecimiento poblacional no debe ser visto como una amenaza, sino como una oportunidad estratégica. La Economía Plateada en Centroamérica plantea una reconfiguración del modelo económico hacia servicios más inclusivos, sostenibles y personalizados. La región enfrenta el reto de adaptarse, pero también la posibilidad de liderar soluciones innovadoras que potencien a una población mayor con alta capacidad funcional. Con políticas adecuadas, inversiones inteligentes y visión a largo plazo, la región puede convertir esta transición en un motor clave para su desarrollo económico y social.